El Andamiaje del Estado Policiaco Americano

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Con la firma del Acta de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA), que permiten la detención militar indefinida sin cargos ni juicio, Barack Obama ha hecho una contribución a la infame marcha constante hacia la dictadura de estado policial en los Estados Unidos.   El amplias implicaciones de este acto, se abrió paso a dar $ 662 mil millones para alimentar a la máquina de guerra de EE.UU., no podía ser ocultado por la ceremonia de firma vergonzante, que se celebró a puerta cerrada y al final del día en la víspera de Año Nuevo para reducir al mínimo la cobertura de los medios de comunicación y la atención del público.   Tampoco es el contenido objetivo de las cláusulas de legalización de los militares de bloqueo de los ciudadanos estadounidenses y no ciudadanos por igual en la suela decir-lo de la Casa Blanca cambió en lo más mínimo por la declaración de la firma de hipócrita el presidente emitió en promulgar la ley.   Alegando "serias reservas" sobre la ley fue la promulgación, Obama declaró que "mi gobierno no va a autorizar la detención militar indefinida sin juicio de ciudadanos de EE.UU.." Él permitió que esa práctica "romper con las tradiciones más importantes y los valores como nación ".   La promesa de Obama es tan engañoso, ya que no sirve para nada. Como uno de los principales patrocinadores de la legislación demócrata, el senador Carl Levin de Michigan, reveló la Casa Blanca de Obama intervino directamente en el proceso legislativo para matar a las enmiendas que hubieran expresamente prohibido a los militares de encarcelar a los ciudadanos de EE.UU. de forma indefinida sin juicio. Es considerado como una exención como una restricción inaceptable del poder presidencial.   Registro de la administración Obama en los últimos tres años habla por sí mismo. El presidente demócrata fue barrido en la oficina en una ola de rechazo popular a las guerras criminales de la administración Bush y los ataques contra los derechos democráticos. Se comprometió a cerrar la prisión de Guantánamo en un año y, durante su campaña, condenó a Bush por el establecimiento de un sistema en el que él podría "cerrar la gente sin ni siquiera decirle por qué están ahí o lo que están acusados ​​de".   Una vez en el poder, el gobierno intervino en varias ocasiones en las causas judiciales para anular cualquier intento de mantener sus predecesores para dar cuenta de todo, desde la tortura a internos espionaje ilegal. Se confirmó el presidente de "derecho" a fin de detenciones indefinidas militar y continuó con la odiosa práctica de "entregas extraordinarias"-en el que los sospechosos son secuestrados y agrupados de a otros países para interrogatorios y torturas.   Va mucho más allá de la administración Bush, la Casa Blanca de Obama se arrogó el "derecho" a ordenar el asesinato de ciudadanos de EE.UU. sin presentar ninguna evidencia en contra de ellos, la realización de tales asesinatos extra-judiciales en contra de Nuevo México de origen islámico al clérigo Anwar -Awlaki y su hijo de 16 años de edad.   Ahora, Obama ha firmado en las disposiciones de la ley básicamente legaliza la clase de atrocidades asociadas con las dictaduras militares fascistas, como los generados por el Pentágono y la CIA en América Latina, donde miles de trabajadores, estudiantes y opositores políticos de esos regímenes-que fueron calificados como terroristas, "desaparecidos" en centros secretos de detención y tortura, nunca se volvió a ver.   El asalto a la Constitución, la Declaración de Derechos y el principio de siglos de hábeas corpus, y la construcción constante de los andamios de un estado policial estadounidense no son simplemente el resultado de los puntos de vista o la política de Bush o de Obama.   El proceso está ligado a las contradicciones sociales, económicas y políticas del capitalismo estadounidense. Se ha venido desarrollando de forma ininterrumpida a lo largo de más de una década.   En la crisis electoral de 2000, el Partido Socialista por la Igualdad advirtió que la decisión de la Corte Suprema de los EE.UU. para frenar el recuento de votos en la Florida e instalar Bush como presidente, a pesar de su perdido el voto popular, dejó claro que no existía ningún grupo importante de los derechos democráticos en la élite gobernante de Estados Unidos y su sistema político.   Esta evaluación se ha confirmado con creces en los últimos 11 años. Utilizando los atentados del 11 como un pretexto, el gobierno creó un vasto aparato de espionaje a nivel nacional, promulgó la Ley Patriota, fundó el Departamento de Seguridad Nacional, creó el Comando Norte del Pentágono, que despejó el camino para el uso de los militares en los EE.UU. sí mismo, y se estableció una red mundial de la CIA en centros de detención y tortura. Más recientemente, el pueblo estadounidense han sido testigos de la represión sistemática y coordinada de todo el país Ocupar Muro de protestas callejeras por las fuerzas de la policía militarizada.   La creciente amenaza de la dictadura tiene profundas raíces históricas. El post-II Guerra Mundial período ha sido testigo de repetidos ataques y sostenida contra los derechos democráticos, que van desde la caza de brujas de McCarthy de la década de 1950 a la CIA-FBI espionaje y "trucos sucios", que culminó en la crisis de Watergate en la década de 1970.   Estos ataques anteriores en materia de derechos constitucionales, sin embargo, se encontró con una resistencia significativa dentro de la clase política. El presidente Harry Truman, por ejemplo, utilizó su veto en un intento de matar a la Ley McCarran 1950, la legislación fue aprobada la última vez, la facultad del gobierno de la detención indefinida sin juicio. Truman llamó a la legislación "un gran paso hacia el totalitarismo" y una "burla de la Declaración de Derechos."   Tal vez lo más significativo acerca de la aprobación de la NDAA y su codificación de la detención indefinida es la falta de una oposición significativa. Los medios de comunicación de masas y la clase política pasó por la firma de Obama del proyecto de ley en silencio virtual.   Este cambio está ligado a cambios fundamentales en la estructura de la sociedad de los EE.UU., en particular, el crecimiento sin precedentes de la desigualdad social. Esta brecha, que divide a los multimillonarios y multimillonarios que conforman el uno por ciento de la gran masa del pueblo trabajador, es incompatible incluso con el pretexto de la democracia.   Con el estadounidense y el capitalismo mundial enfrenta una crisis histórica, la clase dominante, que controla tanto los partidos Demócrata y Republicano, está dispuesto a emplear todos los medios necesarios, incluidos los de la policía estatal dictadura-para defender su monopolio de la riqueza y el poder en contra de un resurgimiento de la lucha de clases. Lo mismo está ocurriendo en toda Europa ya nivel internacional bajo el impacto de la crisis global.   La defensa de los derechos democráticos es inseparable de la lucha para defender el empleo y las condiciones de vida y es imposible hoy en día sin un asalto directo a la inmensa concentración de la riqueza en manos de la oligarquía financiera.   Esta lucha se puede montar sólo a través de la movilización política independiente de la clase obrera sobre la base de un programa socialista e internacionalista para la reorganización de la vida económica en función de las necesidades sociales, en lugar de las ganancias privadas.   Bill Van Auken