El
diseño gráfico
como acto hermenéutico |
Mario
Hernández González
Universidad
Autónoma de Aguascalientes
Introducción
En
el siguiente trabajo se debate la esencia del diseño gráfico al
identificarlo como un acto de naturaleza hermenéutica. Lo anterior
estará encaminado a demostrar que el trabajo del diseñador debe
entenderse como una acción a través de la cuál se crean discursos
visuales que estarían sujetos tanto a la interpretación como a la
traducción de la intencionalidad comunicativa del usuario por parte
de quien diseña. De este modo, un diseño pensado como un discurso
visual abierto a la interpretación, plantea la posibilidad tanto
para una hermenéutica que aspire a la comprensión como a una
retórica que privilegia la persuasión. Ambas disciplinas estarían
en cierto modo vinculadas entre sí y serían correlatos en cualquier
acto de diseño.
Buscaremos
analizar la naturaleza del acto comunicativo del diseñar a partir de
la relación diseñador-usuario y trataremos de explicar cómo es que
esta relación plantea profundos temas vinculados con la problemática
general del lenguaje.
¿De
qué se ocupa propiamente la hermenéutica? ¿Qué relación guarda
con el diseño gráfico? ¿Se puede hablar de un trabajo de diseñar
que parta de principios hermenéuticos? ¿Existe vinculación entre
el comprender y el persuadir?
En
lo que sigue encontraremos tres apartados que intentarán dar una
respuesta a las cuestiones planteadas. En primer lugar analizaremos
brevemente la hermenéutica a partir de sus orígenes en Grecia. En
segundo lugar, abordaremos el papel del diseñador en los juegos de
las interpretaciones y traducciones de la intencionalidad de un
cliente o usuario. Finalmente estableceremos líneas de relación
entre la hermenéutica y la retórica a partir de la búsqueda de
comprensión de la intención comunicativa del cliente y la
persuasión en la construcción de ese mensaje.
Interpretación,
comprensión y traducción
La
hermenéutica es, en principio, la técnica de la interpretación de
testimonios escritos que surge entre una comunidad cuando ésta se
enfrenta a la necesidad de acceder al significado de algún texto. En
sus orígenes empezó como la técnica para descifrar los oráculos,
mensajes de los dioses traídos los hombres por su mensajero Hermes.
Así, la hermenéutica interviene cuando una comunidad busca
comprender un mensaje cuyo sentido no es claro.
Esta necesidad de comprensión de los mensajes surge entre la
colectividad cuando ésta reconoce que entre ella y el texto se ha
abierto una distancia. La conciencia de la distancia entre el sentido
y el mensaje se ha asociado con el historicismo, aunque por otro lado
esta separación sentido-texto puede también darse no sólo por
distancia histórica sino también por una carencia de contexto. En
Maurizio Ferraris podemos leer:
El carácter
ahistórico (en el sentido que se entiende modernamente el carácter
histórico del conocimiento) inherente a la antigua hermenéutica,
constituye un hecho digno de atención porque en los dos propósitos
que la han dominado desde el comienzo, le hermenéutica está
íntimamente vinculada al problema de la historicidad… el
hermeneuta es un intérprete, un mediador que sobre la base de su
conocimiento lingüístico hace comprensible lo no comprendido, lo
que ya no se acierta a comprender. El obtiene esto, sustituyendo una
palabra que ha dejado de ser clara por otra que corresponde al nivel
lingüístico de sus lectores1
Esta
conciencia de la distancia entre el sentido y su comprensión es lo
que da origen a esta disciplina. Como es sabido, en la antigua Grecia
era práctica -hasta cierto punto común- el asistir al templo de
Apolo a realizar consultas sobre lo que deparaba el destino. El
oráculo era el sitio donde el dios revelaba a los hombres los
secretos del futuro. Para los griegos el tiempo no era lineal si no
que era un eterno retorno vinculado con los ciclos de la tierra, de
este modo el futuro era algo que podía conocerse y el destino jugaba
un papel crucial para el pensamiento griego; era una fuerza
implacable de la que ni siquiera los dioses podían escapar2.
Recordemos el caso de Edipo y el cumplimiento puntualmente su
destino.
El
destino para los griegos era algo sumamente importante y el oráculo
era el lugar para conocerlo. El
más famoso de todos era el de la ciudad de Delfos.
Ahí las sacerdotisas, según María Zambrano, mascaban una mezcla de
hiedra y Laurel para entrar en éxtasis e invocar al dios
Pitias-Apolo3.
El dios Hermes era justamente el encargado de traer los mensajes a
los hombres. Pero la lengua divina se revelaba incomprensible para
los hombres, por lo tanto había la necesidad de interpretar lo que
las sacerdotisas decían. Así al arte de interpretar los mensajes
del dios Hermes se le llamó Hermenéutica y al sentido impenetrable,
sellado o secreto se le llamó hermético.
De
este modo, al arte de interpretar los mensajes divinos se le vinculó
con el dios Hermes: mensajero, creador del lenguaje y la escritura,
asociado con el dios Toth egipcio. La iconografía lo representa con
los pies alados y con un caduceo en la mano (un bastón con dos
serpientes que representan la concordia, el comercio y la medicina).
Es también el dios de los caminos y según Mircea Eliade su nombre
proviene de los montones de piedras que se juntan en los caminos
(hermaion) y que cada caminante va agregando. Del mismo modo,
este dios tiene la virtud de no perderse en noche, por lo que también
se le considera como el patrón de los ladrones. Su figura es
entonces ambivalente pues aunque por un lado es dador del bien más
grande –el lenguaje- es también un engañador y un bribón. Esta
idea de ambivalencia de Hermes se representa como la palabra que se
“da” que se “otorga al otro” como un regalo, pero que al
mismo tiempo, es la fuente del engaño o el malentendido ya sea
deliberado o no. Visto así, la hermenéutica al igual que el dios
Hermes, -el de las sandalias de oro, veloz e insuperable— trata de
recuperar el sentido de las cosas, puede transitar por cualquier
sentido por oscuro que parezca y no se extravía en la noche del sin
sentido.
Es
de esta manera que la hermenéutica nace asociada a la interpretación
de mensajes poco claros, a la traducción de mensajes en otras
lenguas y finalmente aspira a lograr la comprensión. Así, pronto se
convirtió en la técnica para tratar los textos que se iban alejando
de presente vivo de la comunidad, de ahí que las primeras
aplicaciones de la hermenéutica se dieran en la interpretación de
textos bíblicos.
En
la actualidad designa a una línea de investigación teórica que
asume la búsqueda de la comprensión, la interpretación y/o
traducción del texto como su elemento fundamental. El objeto de la
hermenéutica es el texto, aunque en esto hay que aclarar que el
texto puede ser entendido en un sentido amplio. Ricoeur distingue
entre el texto escrito, el diálogo y la acción significativa. Dicho
en otros términos, el texto será cualquier realidad sujeta a la
interpretación. Por tanto, podemos concluir, que lo que la
hermenéutica considera, lo hace siempre desde un texto, es decir,
desde una realidad susceptible de ser contextualizada.
Pero
no cualquier texto interesa a la hermenéutica, si no sólo aquel que
se muestra poco claro, aquel en el que falta la comprensión. Es
decir, la hermenéutica es necesaria ahí donde el sentido se ha
roto, se ha fragmentado o se oculta. El texto difuso, oscuro o
ambiguo es el que requiere la acción interpretativa. El acto
hermenéutico es aquel que aspira a recuperar el sentido de los
textos, es decir el que aspira a una interpretación y/o traducción
orientada al logro de la comprensión. Pero justo ahí, donde se
busca el acto del comprender es necesaria la reconstrucción de la
intencionalidad original del emisor.
En
el campo de la teoría hermenéutica es Dilthey quien reconoce a las
llamadas ciencias del espíritu como disciplinas de la interpretación
–en oposición a las llamadas ciencias de la naturaleza- y a
Schleiermacher le concede el status de ser el creador de la
hermenéutica filosófica, ya que es este pensador quien por primera
vez incorpora la idea de que la hermenéutica se ejercita ya no sobre
pasajes oscuros si no que busca la comprensión total del texto;
resalta sobre todo la motivación psicológica del autor
(intención); señala la noción fundamental del “malentendido”
como centro de la actividad hermenéutica fuera de los límites
textuales; así mismo concibe la interpretación como reconstrucción
del sentido y reconoce la imposibilidad de una comprensión plena o
total. De este modo nos lleva a pensar que los límites de la
hermenéutica serían los límites del propio lenguaje4.
El trabajo de Schleiermacher sentará las bases para el desarrollo
posterior de una ontología hermenéutica desarrollada por Heidegger
en Ser y Tiempo, que a su vez influirá de manera determinante
en Verdad y método del filosofo alemán Hans-George Gadamer5.
Este
breve recorrido nos permite plantear que el acto hermenéutico es
aquel ejercicio ya sea de traducción o interpretación que busca
descubrir la intención original del creador del texto –ya sea en
forma de oralidad, escritura, acción o discurso visual- donde esta
acción nos llevaría reconstruir el sentido original del texto, es
decir su comprensión. De este modo podemos abrir espacio para un
cuestionamiento: ¿en qué medida podemos pensar la actividad de
diseñar gráficamente como un acto de naturaleza hermenéutica?
¿podemos hablar de una interpretación, traducción en el acto de la
construcción de mensajes visuales, en síntesis de su comprensión?
El diseño gráfico como construcción de sentido visual
Para
efectos de este trabajo partiremos de la idea de entender al diseño
gráfico como la actividad que consistente en la configuración de
mensajes visuales.
Aunque si bien, esta definición pudiera parecer
demasiado general, es en cierto modo la que puede dar cuenta de una
actividad de su complejidad. Creemos en que al diseño gráfico le
atañen todos aquellos aspectos de naturaleza visual que pretendan
una construcción intencional de un mensaje estético-persuasivo, de
ahí su vinculación con la fotografía, el cine, el video, las
páginas web, etc., además de las áreas tradicionales, como lo
sería la elaboración de carteles, diseño editorial y empaque de
producto. En síntesis, un diseñador gráfico sería en gran medida
un profesional de la mirada.
Si
partimos de la idea del diseñador como profesional de la mirada,
tenemos que el elemento común sería el de la configuración
intencional de mensajes estéticos que buscan capturar la atención
de un receptor preponderantemente masivo cuyos fines pueden ser
comerciales o ideológicos.
Una
de las principales objeciones que se puede poner a un diseño gráfico
que se presente como un acto de naturaleza hermenéutica puede
provenir de su falta de especificidad, respecto al enfoque a partir
del cual llevaremos a cabo los análisis. Es decir, se pueden
plantear cuestiones tales como ¿es necesario el ejercicio
interpretativo de un mensaje visual diseñado? ¿puede hablarse de un
público masivo enfrascado en la labor de interpretar, o traducir el
mensaje visual? Ciertamente los planteamientos anteriores nos
llevarían a unidades de análisis interesantes, que muy bien podrían
desembocar en una negación de diseño como acto hermenéutico. Sin
embargo, el enfoque con el que estaríamos abordando la problemática
sería inexacto. Las objeciones provienen en todo caso de pensar al
diseño desde la perspectiva del receptor, aunque si bien, este
enfoque puede abrir caminos interesantes para la reflexión, no es
justamente la que pretendemos abordar en este trabajo. Es decir, las
objeciones no son del todo pertinentes si asumimos que cuando
hablamos de diseño gráfico como acto hermenéutico, lo hacemos
desde el punto de vista del diseñador y no del receptor, dicho en
otros términos: el diseño gráfico es un acto hermenéutico pensado
desde la relación cliente6-diseñador.
Hablamos de su hermeneuticidad en el proceso de creación y no tanto
de su recepción. El acto que da origen a un diseño es un acto de
naturaleza hermenéutica que implica, traducción, interpretación y
comprensión por parte del diseñador.
Ahora
bien, si consideramos que el diseñador gráfico es un profesional de
la mirada y si el análisis partirá del acto a partir del cual este
profesional genera los mensajes, surge entonces el planteamiento
¿porqué se afirma que esta acción es de naturaleza hermenéutica?
Como
vimos la hermenéutica implica tres dimensiones: interpretación,
traducción y comprensión. En la práctica profesional los mensajes
creados por los diseñadores pocas veces son propios, es decir,
generalmente los mensajes con los que el diseñador trabaja son
producto de la intencionalidad comunicativa de un usuario que
requiere la configuración más convincente de su mensaje. En este
sentido se puede entender que, en la mayoría de los casos de la
práctica profesional, el diseñador tiene por principio que ocuparse
de un ejercicio que involucra una adecuada comprensión de la
intención original del usuario. Resulta obvio señalar que si un
diseñador no ha comprendido esta intención difícilmente podrá
llevar a cabo el trabajo de diseño. Es decir, la comprensión de la
intencionalidad comunicativa del usuario es elemento fundamental para
el diseño. Comprender la intención del usuario es comenzar a
diseñar. Sin el acto hermenéutico del comprender, la actividad de
proyectar posibilidades de configuración visual se hace difícil.
¿Cómo
se accede a la comprensión de la intencionalidad originaria del
cliente? La dimensión hermenéutica del diseño se completa con la
traducción.
Traducir
significa trasladar sentido. En general asociamos la labor de la
traducción a elementos lingüísticos. Es decir, el campo natural
para ésta sería la búsqueda de equivalencia entre las lenguas. Se
entenderá que cada una de las lenguas posee un sentido que debe ser
trasladado a otra lengua. Sin embargo, es sabido que dada la
complejidad que cada lengua implica no se pueda lograr una
equivalencia total. En todo proceso de traducción hay una parte de
sentido que se pierde. El traductor debe poseer la sutileza necesaria
para poder llenar esos huecos de sentido que deja la traducción. Es
sabido el lugar común que a partir de Benedetto Croce asocia al
traductor con el traidor. La traición consistiría en
no poseer la sutileza necesaria para llenar los huecos naturales de
toda traducción. Esto lo podemos ver claramente en el caso del poema
lírico, donde se dice atinadamente que no es posible lograr una
traducción fiel del poema de una lengua a otra y que en todo caso
estaríamos ante la reescritura de un nuevo poema. La traducción del
poema es otro poema, como lo dice atinadamente Octavio Paz. De este
modo para acceder a la comprensión de una lengua que no sea la
materna, se requiere trasladar el sentido, en el entendido de la
pérdida que implica el no acceso total a la intención total del
autor. Sin embargo no sólo se da una pérdida si no que también
existe lo que podríamos considerar como una ganancia. Al respecto
nos dice Gadamer:
En todo caso es un
mandamiento hermenéutico reflexionar, no tanto sobre los grados de
traducibilidad, cuanto sobre los grados de intraducibilidad. Importa
dar cuenta de lo que se pierde cuando se traduce y quizá también lo
que se ganó con ello…7
De
este modo, hay una suerte de pérdida de sentido en la traducción
que el diseñador hace de la intencionalidad del usuario pero, así
mismo, existirá una ganancia. Gadamer continua:
Pero, con todo,
precisamente por ello, las traducciones, son a veces, para quien
conoce el original, verdaderas ayudas a la comprensión. Las
traducciones de escritores griegos o latinos al francés o de
escritores alemanes al inglés tienen, con frecuencia, una univocidad
asombrosa y clarificadora, esto puede ser una ganancia8.
Esta “ganancia” puede ser
pensada sobre todo como las sugerencias que el diseñador hace al
usuario respecto al mensaje. De esta forma haría suya la máxima
hermenéutica de Schleiermacher que afirma que el acto de la
interpretación aspira a comprender la intencionalidad del autor
mejor que el autor mismo.
Es así que la traducción
implica también vínculos importantes con la hermenéutica. Traducir
es interpretar, es búsqueda de comprensión y reconstrucción. Como
se señaló, el llevar el sentido de una lengua a otra es desde los
orígenes, una de las principales labores del hermeneuta. El trabajo
de los intérpretes de los mensajes que traía el dios Hermes era
trasladar el sentido de la lengua divina a lengua humana. En cierto
modo la exégesis bíblica obedecía a este mismo principio. La
recuperación y reconstrucción del sentido revelado es en cierto
modo traducir a términos humanos la intención de Dios.
El
trabajo del diseñador en relación con la intención del usuario se
convierte en una labor de traducción de elementos lingüísticos a
elementos visuales. De cierto modo, toda la labor de diseñar, en el
ámbito de la actividad profesional, puede ser entendida como una
suerte de traducción. El usuario tiene una intencionalidad de
comunicación: un sentido que transmitir. Tiene un mensaje que quiere
hacer llegar a un receptor, sin embargo, se puede decir, que éste no
habla la lengua del receptor, donde esa “lengua” es planteada
en términos visuales. El usuario verbaliza su intención
comunicativa, se la hace saber al diseñador, quién, debe comprender
la esencia de esa intencionalidad, acceder al sentido, para después
hacer una “traducción” a términos visuales. El paso de la
verbalización del sentido a la construcción de la imagen diseñada
se da a través de la intermediación de la traducción. Comprensión
y traducción operan en términos necesarios previos a la
proyección. La idea de un diseñador como un traductor de la
intencionalidad del cliente termina por ubicar a esta actividad en
connotaciones marcadamente hermenéuticas.
Si
como vimos, el objeto de estudio de la hermenéutica es el texto
polisémico –aquel que está abierto a la interpretación- tenemos
entonces que esta intencionalidad del usuario expresada de manera
verbal, se convierte en asunto hermenéutico porque admite varias
posibilidades de resolución. Es decir no hay un sentido unívoco que
determine la traducción a elementos visuales, sino que por el
contrario, la traslación de sentido de las palabras a imágenes
admite una amplia gama de posibilidades de resolución. Es decir, la
expresión verbal de la intencionalidad comunicativa del usuario es
de naturaleza polisémica, por lo tanto será de interés para la
hermenéutica. Esto lo podemos ver claramente con el hecho de que
ante una misma problemática, distintos diseñadores pueden llegar a
establecer resoluciones distintas.
Resumiendo
podemos afirmar que el acto de diseñar puede ser pensado como un
acto de naturaleza hermenéutica al menos por tres razones
1.-
El diseñar implica el acto del comprender la intencionalidad
original del usuario.
2.-
El acto de diseñar es una especie de traducción de elementos
lingüísticos a elementos visuales.
3.-
La intencionalidad que el usuario expresa de manera verbal es un
amplio campo para la interpretación de cada diseñador.
Como
se puede ver, la naturaleza hermenéutica de la configuración de
elementos visuales, explicaría en gran medida, al diseño como un
acto complejo de amplias implicaciones comunicativas.
Diseño gráfico, hermenéutica y retórica
Desde
sus orígenes más remotos, ha existido una fuerte vinculación entre
retórica y hermenéutica, sin embargo, hay que resaltar que la poca
atención que en el pensamiento griego recibió la hermenéutica se
debe a que mucho de lo actualmente se asocia con ella se adjudicó
primeramente a la retórica. Recordemos que dentro de la tradición
socrática la retórica era sinónimo de perversión9.
Ambas
disciplinas compartían el status de techné y una relación
de complementariedad. La Retórica se entendió como la técnica de
creación discursos, encaminados a lograr la persuasión, y la
hermenéutica por su parte, sería la técnica encaminada a
lograr la comprensión de estos discursos. La influencia ganada en el
campo de la retórica jurídica hizo que la hermenéutica se
subordinara a ésta. De hecho, los primeros análisis del lenguaje se
dan entre los sofistas que eran maestros de retórica y es justamente
entre los sofistas donde el lenguaje es entendido como un enorme
conjunto de metáforas flexibles, cuyo sentido puede ser trasladado.
La palabra en los sofistas es una herramienta que debe ser usada. No
hay pues una verdad única a las que las palabras refieran, sino que
la verdad será relativa y dependerá de quien argumente o use la
palabra. El hombre como medida de todas las cosas.
En
el fondo tanto Platón como Aristóteles asumen la existencia de una
verdad que puede ser comunicada y la de un lenguaje capaz de
expresarla. El lenguaje en el sentido clásico será hasta cierto
punto transparente y claro. Por lo tanto los dos filósofos se
ocuparán poco de los sentidos múltiples o ambiguos pues la verdad
no estaría sujeta a la interpretación.
Toda
retórica parte del hecho de que la verdad es relativa, pero esta
relatividad de la verdad se afirma en el hecho de que las palabras
pueden adquirir diferentes connotaciones. La palabra como instrumento
de la verdad puede ser modificada en su sentido a fin de cautivar y
convencer. De cierto modo la palabra es asumida en la retórica como
metáfora, y como tal no debe ser leída desde sí misma en un
sentido lineal, sino que exige una interpretación. La sutileza en la
comprensión de la metáfora es requisito indispensable para su
lectura, pues exige del receptor una labor sutil de interpretación.
Así,
la retórica piensa al discurso en términos flexibles y metafóricos
que, justamente por ser así, logran la persuasión. Serán estas
cualidades las que terminarán por vincularse con la hermenéutica,
pues el texto metafórico, aquel que lleva un decir más allá de lo
inmediato y que no se muestra claro, es el que está sujeto a la
interpretación.
Así
se entiende que la construcción de discursos convincentes y
persuasivos, implica necesariamente que el retor, comprenda el
sentido de lo que quiere decir, que prevalezca su intención
comunicativa originaria.
En
el caso del diseño gráfico, existe toda un a tradición teórica
que lo presenta como un discurso visual de naturaleza retórica. En
cierto modo, podríamos decir que existen razones sólidas que nos
llevarían a suponer que esto es así. No pretendemos en este trabajo
poner en entredicho la naturaleza retórica del diseño gráfico,
pues eso implicaría un tratamiento aparte, sino que lo se quiere
hacer notar es que si partimos de la aceptación de que el diseño
involucra valores retóricos, es entonces factible establecer a su
vez vínculos con la hermenéutica, pues como se vio, ningún
discurso puede ser generado si el emisor no comprende la
intencionalidad de aquello que quiere comunicar. El proceso de
construcción del discurso persuasivo –aquel que recurre a las
metáforas, sinécdoques, metonimias… etc.- es un proceso que parte
de la búsqueda de claridad en el sentido, y justo por eso, por
acercarnos lo más posible a la comprensión, es que podemos decidir
cuál es la mejor estrategia persuasiva que reforzará esta
intencionalidad. Dicho en otros términos, el acto de diseñar es
hermenéutico en la medida en que aspire a la retórica. Toda
persuasión implica que el que persuade comprenda el sentido de los
medios que usará para lograr su objetivo.
Conclusiones
Como
vimos, la hermenéutica es una disciplina que involucra la traducción
e interpretación de textos ambiguos en aras de la comprensión. Esta
disciplina que nace en el contexto griego ha tenido un desarrollo
importante hasta nuestros días.
El
diseñador gráfico, como constructor de sentido visual o profesional
de la mirada involucra actividades de traducción e interpretación
de las intencionalidades comunicativas de los clientes o usuarios,
por lo tanto, el acto de diseñar puede ser pensado como un acto que
parte de una comprensión por parte de quien diseña.
Por
otro lado el discurso que el diseño gráfico construye es uno que
busca necesariamente lograr la persuasión o el convencimiento del
receptor, es un discurso que parte de principios retóricos y que
pretende lograr cierta influencia dentro de un auditorio, es decir,
involucra principio retóricos. Como se vio toda retórica supone una
hermenéutica. Por tanto, nos parece que el diseño gráfico como
actividad humana, puede ser prensada en términos hermenéuticos. El
pensarlo así, abre nuevas posibilidades desde el punto de vista
epistemológico, pues queda abierta la actividad del diseño a la
interpretación del propio diseñador, será entonces una actividad
que privilegia la creatividad, la postura personal de quien diseña y
no así una actividad sujeta a un conocimiento unívoco –como
podría ser la pretensión de aplicarle el modelo de las ciencias de
la naturaleza- que generaría resultados predecibles, planos o
aburridos, pero justo por esta dimensión hermenéutica del diseño
gráfico es que la disciplina se adscribe a las posibilidades de la
creatividad.
Fuentes
BERISTÁIN,
Helena, Diccionario de Retórica y poética, Porrúa, Primera
edición, México, 1985.
BERINSTÁIN
Helena y Mauricio Beuchot (compiladores) Filosofía, retórica e
interpretación, UNAM, Primera edición, México 2000
FERRARIS
Maurizio Historia de la hermenéutica, trad., Armando Perea.
Primera edición, México, Siglo XXI, 2002, 274p.
GADAMER
Hans-Georg. Arte y verdad de la palabra, Paidos Studio, trad.,
Francisco Zúñiga García, Primera edición, 1998, Barcelona.
__________
Verdad y Método. Ediciones Sígueme-Salamanca. Tomo I
Colección Hermeneia. Sexta edición. 1996
HEIDEGGER,
Martín, El ser y el tiempo, F.C.E., Trad., José Gaos, sexta
reimpresión. México, 1993.
RICOEUR
Paul. Freud. una
interpretación de la cultura.
Siglo XXI Trad. Armando Suárez. Décima edición México 2002
VATTIMO
Giani. Las aventuras de la diferencia. Altaya. Colección
Grandes Obras del pensamiento contemporáneo. Barcelona 1999.
ZAMBRANO
María, El hombre y lo divino, FCE, México 1985
2
A este principio que regulaba la vida de hombres y dioses los
antiguos griegos le llamaban Moira
y era un ley superior que hacia cumplir los destinos. Puede pensarse
en cierta relación con el Karma
orientalista.
3
Cfr. ZAMBRANO, María,
El hombre y lo divino,
FCE, sobre todo el capítulo IV “los templos y la muerte en la
antigua Grecia”, (p. 321).
4
Es importante resaltar que tanto para Schleiermacher como para
Dilthey, el agotar todas las posibilidades de la interpretación era
imposible, por lo que, al asociar el conocimiento de la realidad con
el acto interpretativo, concluyen que un conocimiento total de la
realidad se convierte en una acción imposible. El lenguaje como
instrumento para dar cuenta de la realidad plantea en sí mismos sus
propios límites.
5
En el caso de Heidegger, se llega al planteamiento de asumir la
condición hermenéutica como la constitución ontológica del
ser-ahí. Lo típico
del Dasein será su
condición interpretativa. Gadamer ve en la hermenéutica una
posibilidad de explicación de las ciencias humanas de amplias
implicaciones epistemológicas, ya que serían conocimiento sujeto a
la interpretación, donde la historia y el arte se asumen como
modelos.
6
El término cliente,
aunque nos remite a un contexto eminentemente mercantil, debe ser
leído como el término para designar al usuario que requiere emitir
un mensaje visual y que acude con un profesional capaz de traducir
su intencionalidad comunicativa a imágenes.
9
Es explicable la falta de una tradición hermenéutica entre los
filósofos clásicos debido a que existe el debate entre éstos y
los sofistas respecto al asunto de la verdad. El filósofo busca la
verdad única y última de las cosas, el sofista en cambio busca lo
verosímil, el discurso convincente y seductor. Platón
es el primero en hablar de la hermenéutica
pero como de una techné
en el diálogo Ion
donde se asume como simple transmisión de mensajes (dioses/hombres)
(oráculos y poetas). El intérprete es un simple transmisor de
anuncios de los que no necesariamente entiende el sentido. Al
asumirlo como una techné,
se le otorga un status inferior equiparable con el trabajo de los
artesanos, forjadores o tejedores (arte de interpretar oráculos).
Ser hermneus es
ocupar siempre un segundo lugar ya que no proporciona un saber
verdadero. Aristóteles por su parte hace
esporádicas referencias a la hermenéutica, en las que en general
se aleja del mito y los dioses y se centra más en su carácter
práctico. Es la función mediadora entre el pensamiento y la
palabra. Esta función mediadora es reiterada en el libro II de su
tratado de lógica el Órganon
conocido como Peri hermeneias. En
este libro la hermenéutica es asumida como una parte de la
gramática lógica que estudia la relación entre voz y significado
por lo tanto se aleja, aún más que Platón, de lo actualmente se
entiende por hermenéutica.
|
Fuente: garua007@hotmail.com |
10.1.12
El diseño gráfico como acto hermenéutico
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