3.11.11

El sionismo, contra la historia judía


Rabkin sostiene que el movimiento sionista produjo una ruptura en el judaísmo. El historiador, judío practicante, pone en discusión la existencia del Estado de Israel. Y distingue los logros del sionismo de la continuidad judía.

El autor se aboca a cuestionar el mito según el cual el Estado de Israel protege a todos los judíos y constituye también su madre patria. Con mucha razón, el libro demuestra que ese mito es antijudío". El historiador Joseph Agassi, que escribe el prefacio de Contra el Estado de Israel, del profesor Yakov Rabkin, sintetiza en pocas líneas el contenido de un ensayo polémico que acaba de editar en la Argentina el sello MR. "Cite ese prólogo; Agassi ha entendido como pocos el sentido de mi obra", dice Rabkin por teléfono a Ñ desde Montreal, Canadá, donde vive desde hace 35 años.
Publicado en francés en 2004, este libro ha sido traducido a siete idiomas, y fue nominado al Governor General's Literary Award de Candá (2006), y al premio Hetch de Israel (2008), que se concede a obras sobre el sionismo.

Usted no diría nunca "Viva el Estado de Israel"...


Yo no digo ni contra ni viva. Yo soy historiador, y quiero poner de relieve una distinción importante entre sionismo y judaísmo.


¿Qué es el sionismo?


Es un movimiento político creado en la segunda mitad del siglo XIX, inspirado por los nacionalismos europeos, y que sólo prosperó en Europa. Es importante subrayarlo porque los judíos sefaradíes, en los países árabes y musulmanes, no se encuentran entre sus fundadores. La mayor parte de los intelectuales rabinos rechazaron el sionismo como una perversión de la continuidad judía. Los sionistas hablan de regenerar al pueblo judío. En esto, los sionistas coinciden con los antisemitas cuando dicen que el pueblo judío está degenerado, que no es un pueblo normal. Todo el mundo está de acuerdo, sean sionistas como antisionistas, que el movimiento sionista produjo una ruptura dentro del judaísmo, una rebelión en contra de la historia judía. Y ahora vemos los resultados.


¿La guerra permanente con los árabes, por ejemplo?


Sí, pero sobre todo, como yo explico en mi libro, los sionistas quieren crear otro judío, muy diferente del tradicional. El israelí de tercera o cuarta generación tiene muy poco en común con los judíos de la diáspora. Es muy importante hacer una distinción entre los logros del sionismo, como la creación del nuevo hombre hebreo y los logros industriales y agrícolas, y el desarrollo de una verdadera continuidad judía.


¿Los antisionistas no están de acuerdo con la formación del Estado de Israel?


No. Para ellos, la idea de considerar extranjeros a los judíos que viven en los países donde nacieron ya constituye un peligro. Además, como decía Hanah Arendt muy claramente, crear un Estado es muy peligroso porque así jamás terminaría la guerra. Decía ella que aunque se logren victorias, aunque lleguen millones de inmigrantes en forma permanente, la guerra iba a continuar.


El Estado israelí fue constituido contra la voluntad de las naciones de la región. También Albert Einstein, Martín Buber y muchos otros intelectuales judíos no querían formar un Estado étnico judío. A Einstein le ofrecieron ser el segundo presidente de Israel pero rehusó. Sé que hay muchas personas a las que no les gusta hablar sobre este tema.

Y no les va a gustar que se publique este libro.


Puede ser, pero yo, como historiador, quería descorrer el velo. Entre la gente en general se confunde mucho el judaísmo con el sionismo. Todavía no sabemos quiénes realizaron los atentados contra la Embajada y la AMIA, pero existen sospechas que esos atentados no fueron provocados por los antisemitas tradicionales sino que es una consecuencia del conflicto en el Oriente Medio.


El ex primer ministro Ariel Sharon, que agoniza desde hace más de dos años, ¿reflejaba el punto de vista del sionista
más radical?

Entre otras cosas, el libro sirve para que la gente pueda diferenciar al judío que vive en su barrio de un hombre como Sharon, quien explícitamente simboliza la discontinuidad del judaísmo.


Ya en 1938, Einstein se opuso a la partición de Palestina, y protestó contra la masacre de árabes en Deir Yassin, en 1948. Esa matanza formó parte de la limpieza étnica, que empezó en 1947. Se quería crear un Estado que no tuviera muchos árabes. Yo creo que la colectividad judía debería estar muy interesada en que se conozcan ampliamente estos hechos: la colectividad, sobre todo en la Argentina, ha pagado un gran precio por esta confusión entre sionismo y judaísmo. Estoy convencido de que hay varias comunidades judías en la Argentina. Como en cualquier país del mundo, las opiniones judías no son uniformes, no son idénticas; espero que muchos judíos argentinos apreciarán mi libro, y tal vez aprendan algo de mi estudio.

Algunos, probablemente, lo van a calificar como antisemita.


El libro ya se editó en varios países, y en ninguno me llamaron antisemita. Empecemos por un pequeño país, Israel, donde se publicó en inglés y francés. Me entrevistó el periódico Hareetz, con una crítica muy positiva. Es cierto que hay gente que no quiere abrir un debate sobre el sionismo.

Pero como yo digo en el final de mi libro, el pueblo que teme su pasado no tiene ningún futuro.

¿Llegará el Mesías?


Yo soy un judío practicante. El concepto del Mesías es parte del judaísmo. Honestamente, yo no reflexiono todos los días sobre la llegada del Mesías, pero creo que va a haber una transformación universal, que tal vez ni yo ni mis hijos la veamos. Yo explico en el libro que el proyecto mesiánico no es un proyecto judío, sino universal. Y esto es, por lo menos, una perspectiva muy bella. [an error occurred while processing this directive]

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